Las impresoras térmicas, valoradas por su eficiencia y bajo mantenimiento, suelen tener una vida útil que oscila entre 3 y 7 años, según el modelo, los patrones de uso y la calidad del cuidado. Un mantenimiento adecuado, que incluya limpieza y actualizaciones periódicas, es fundamental para prolongar la vida útil de las impresoras térmicas.